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Sancti Spíritus, ¿el cementerio cultural de Cuba? (o el quinquenio gris de la aldea)

Publicado en por isbelg

Tengo una pintura de Coubert

De fondo de pantalla

En mi PC

Se titula Origin

Y es una mujer desnuda

Con las piernas abiertas

Es muy hermosa (la pintura)

Y sensual (la mujer)

Pero cierto estúpido me dijo

Que era pornografía

(Aclaro

Si usted la ve

Y responde de igual modo

No se sienta aludido

No me refiero a usted

Y mucho menos es el único estúpido

Que me ha dicho semejantes palabras)

Pero aquel otro también lo ha dicho

Y yo me he preguntado

Cómo es posible vivir de ese modo

 

(poema de mi libro Cúmulos nimbos)

 

 

 

Hay mundos poseídos por demonios, regiones de total oscuridad.

 

Upanisad de Isa     

(India, 600 a. J.C. aprox)

 

 

 

Partamos desde el comienzo afirmando que redacto y hago público este artículo, antes que se solucione la disputa en la que estoy implicado, porque si lo doy a conocer después del veredicto alguien pudiera argumentar, si fuera positiva a mi persona, que escribo todo esto impelido por el hecho de otorgárseme la razón y bajo ese influjo. Por el contrario, si pierdo la causa (porque todo es dado bajo la viña del señor), otros pudieran alegar que este escrito es un acto último, desesperado. No obstante, redacto este texto antes de tal resolución porque, en primer lugar, lo aquí planteado no es un suceso personal, sino algo que implica la cultura y otros asuntos trascendentes de esta provincia.

Partamos, además, para que no exista la menor ambigüedad al respecto, afirmando que considero que el tema que a continuación trataré es, entre otras calificaciones posibles, completamente irracional o, como me dijera recientemente un amigo escritor, un gran absurdo. Todo esto es más absurdo que La Asamblea, me dijo, refiriéndose al hecho de que los intelectuales de esta provincia tengamos que invertir nuestro tiempo para hacernos justicia contra ciertos funcionarios mediocres, ineptos, sin la más mínima noción ni interés por la cultura o el conocimiento más elemental, corruptos y un largo etc. Alguien pudiera afirmar, como sé que han alegado algunos funcionarios de cultura respecto a otros artículos críticos que he publicado, que estoy siendo demasiado incisivo y severo con los adjetivos (claro, ellos no usarían exactamente estos términos) y no les quitaría un ápice de razón. Soy incisivo y severo porque considero que grandes males necesitan respuestas contundentes, soy incisivo y severo porque la mala política de cuadros se ha arraigado en nuestra provincia como el marabú en toda la nación, soy incisivo y severo porque yo no soy abogado y este no es un documento jurídico sino solamente un “simple” artículo escrito por un intelectual de esta provincia sinceramente comprometido con la cultura y el conocimiento humano y, por tanto, no tiene más remedio que ser exacto en sus criterios y enteramente sincero, sin temer sus posibles consecuencias. Soy, finalmente, incisivo y severo porque, en primerísimo lugar, soy exacto y no falseo mis aseveraciones y, a pesar de que los propios funcionarios aludidos reconocen la veracidad de mis afirmaciones, pretenden aplicarme una sanción en primer lugar improcedente, en segundo lugar extrema y en tercer lugar completamente absurda y sin sentido.

La Asamblea, a la cual hice referencia anteriormente por la alusión de un amigo, es la primera de mis novelas. En ella se describe una ciudad donde existe un lugar denominado La Asamblea, que rige los destinos de sus habitantes; una ciudad en la que dichos habitantes piensan que la ciudad es todo el universo, en la que todos desconocen que exista algo más allá de sus límites. Es una novela en la que el absurdo es un elemento fundamental. Es una simple alusión, una metáfora y, como se dice, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Este amigo, como tantos otros escritores, intelectuales en general, trabajadores de la cultura y un largo etc., se han referido a mi caso con términos como absurdo, falta de sentido común, ignorancia, ensañamiento, extremismo y muchos otros. Pero lo más alarmante (y también hilarante desde su absurdidad) es que a pesar de que la opinión casi unánime, la ley, la lógica más elemental, el más elemental conociendo de arte y diseño, y la justicia (que no necesariamente va aparejada con la ley) indican que la medida que pretende aplicárseme es “extremadamente injusta e ilegal”, como alegara el abogado que atendió mi reclamación, aún no se sabe con certeza el resultado final de este asunto porque, evidentemente y como todos saben, algo esta funcionando muy mal y desde hace mucho tiempo en muchas de las instituciones culturales de esta provincia.

Centrándome en mi caso, que no es el problema principal de todo este asunto, pero sí la “gota que colmó la copa”, como suele decirse, y el hecho que me motivó a escribir este alegato (y entiéndase que en este caso no lo digo en sentido de defensa sino de declaración); mi incidente en cuestión debe ser analizado desde tres aristas fundamentales: la legal, la artística y, finalmente, la lógica y la justicia agrupadas en un solo término.

Comenzaré planteando mi caso del modo más impersonal posible, extremadamente desfavorable para mi persona y adecuado al pensamiento primario de los funcionarios implicados: ME PRETENDEN IMPONER LA MEDIDA DE SEPARACIÓN DEFINITIVA DEL CENTRO DE TRABAJO POR USAR LA INTERNET DEL MISMO PARA BUSCAR PORNOGRAFÍA. Lo pongo así, bien categórico, ambiguo y en alta, para crear un poco de efecto a favor de los funcionarios aunque, considero, que desde el comienzo tienen la batalla perdida, incluso asumiendo estos extremos, al menos con la lógica. Lógica de muchos que no comprendemos porqué tanto escándalo por el sexo si hay cosas realmente execrables en este mundo. Pero de esos absurdos no se salva nadie en este planeta. De ello pondré solo dos ejemplos, salvando las diferencias. El primero es el caso de William Clinton, el expresidente norteamericano, al cual fue enjuiciado por un “escándalo sexual” por tener relaciones sexuales extramatrimoniales con mujeres tan adultas y maduras como él. Sin embargo nunca se le ha pretendido enjuiciar, como a ninguno de los otros presidentes norteamericanos y de otras naciones, por la cantidad de guerras que ha promovido y las personas asesinadas impunemente en ellas. El otro caso es el de Julian Assange, al cual, por haber desclasificado y publicado infinidad de información secreta de la mayor potencia mundial y otros países no han podido sancionarlo. Sin embargo, urdieron una intriga con dos mujeres para poder demandarlo por el delito de haber practicado sexo sin condón, y haber tenido dos encuentros amorosos en una misma semana con cada una de las presuntas víctimas. Estos dos ejemplos anteriores sí son muestras irrefutables de aberración humana, y no la insulsa pornografía.

Ahora bien, el asunto no es tan elemental como, intencionalmente, lo plateé al principio. Yo estaba buscando fotos pornográficas para un estudio que estaba realizando sobre el diseño de la cubierta de mi libro de epigramas Palabra irreverente de otros cuerpos que será publicado por las editoriales Latin Heritage Foundation de E.U. y Old Lane Edition, de Liverpool, Inglaterra. Porque soy escritor y diseñador-editor de Ediciones Luminaria y la imagen de cubierta es un desnudo, una imagen erótica de mi autoría, y necesitaba hacer un estudio artístico y de marketing (porque el diseño es una mezcla de estos y otros criterios) para el diseño de dicha cubierta. Además no hice nada oculto y estaba consiente de que era así, pues conozco de informática (trabajé tres años en el Archivo Histórico de Sancti Spíritus) y estoy consciente de que no hice nada ilegal, mucho menos indebido. Pero analicemos punto por punto lo hechos.

 

En cuanto a lo legal

 

La ley, que no necesariamente va asociada siempre a la justicia y, mucho menos a la lógica, pero es la ley (como la técnica es la técnica, dirían otros), y, más específicamente, el abogado que atiende mi caso, han refutado todos los argumentos que alegan el Director de la Empresa Provincial del Libro y la Literatura en Sancti Spíritus para sancionarme. Cito a continuación en fragmento pertinente de mi reclamación elaborada por el abogado:

 

SEGUNDO: Que de la lectura del citado Escrito, la que en su Segundo Párrafo, la Administración manifiesta que “mi persona infringió la disciplina laboral el día 3 de octubre del corriente al utilizar la INTERNET para acceder a información pornográfica, conocido los hechos el día 4 de octubre”, violación disciplinaria consistente en cometer desobediencia  y la inobservancias de los Reglamentos Disciplinarios Internos, este ultimo en cuanto a: introducir en la computadora archivos, imágenes u otros ficheros que contengan pornografía o acceder a paginas Web no autorizadas; incumpliendo con el cuarto punto del Código de Ética que contiene compromisos para el uso de las tecnologías de la información en la Dirección Provincial de Cultura y Arte de SS, el que regula no utilizar la Internet para acceder a información pornográfica con fines lesivos a los intereses de la sociedad.    

 

TERCERO: La verdad y la justeza de mi Reclamación la sustento en los argumentos que refiero a continuación:

1         La Administración ha aplicado la medida disciplinaria con falta de elementos fundamentales para el hecho ocurrido, sin tener la oportunidad de explicar lo que realmente ocurrió, sumado al hecho que se miente en cuanto al uso dado a la información obtenida.

2         En cuanto al hecho sancionado, reconozco que usando mi cuenta personal de acceso a INTERNET y sin que exista limitación para el acceso a páginas de índole erótico o pornográfico con fines de investigación, cultural o de trabajo, como fue el caso en cuestión. (y no para: “introducir en la computadora archivos, imágenes u otros ficheros que contengan pornografía o acceder a paginas Web no autorizadas” o “para acceder a información pornográfica con fines lesivos a los intereses de la sociedad”.

3         Pues en todas las entradas que realicé, el contenido de mi interés fue copiado en la memoria personal y nunca en el disco de la PC; como tampoco realicé ninguna acción  para esconder mi entrada a los sitios o el trabajo que me encontraba realizando, con la portada de un libro próximo a publicar.

4         Es precisamente la portada del libro que me encuentro diseñando (con una imagen erótica), de la que tiene pleno conocimiento mis compañeros de trabajo y otros artistas a los que he pedido consejos e ideas, lo que me llevó a buscar ideas sobre tratamiento de la imagen y el interés de los consumidores, pues la imagen propuesta no ha sido muy acogida por el editor del libro.

5         El acceso a los sitios mencionados, no está prohibido para dar un uso o fin cultural a los mismos, o para trabajar en ideas de diseño, pues si estuviera prohibido para estas cuestiones no habría acceso libre  por mi cuenta personal. Además el día en cuestión, no solo fue mi trabajo búsquedas del tema por el que se me sanciona. 

 

CUARTO: Que por todo lo anteriormente expuesto y la comprobación que de los mismos pueda hacerse ante Órgano de Justicia Laboral de Base, los argumentos sobran, lo cual hace ver que no se corresponde el hecho real ocurrido con la trascendencia negativa que ha pretendido otorgarle la Administración, cuando la búsquedas de las imágenes se realizó con un interés artístico y no lascivo a los intereses de la sociedad como se me imputa, ello unido a que siempre he observado una buena conducta, con evaluaciones positivas en mi trabajo, cumpliendo con toda las indicaciones dadas por mis superiores, sin que jamás haya sido objeto de medida disciplinaria, con más de 6 años de trabajo en la Editorial, Coordinador para la provincia de Sancti Spíritus del “Festival Internacional de Poesía de la Habana”; miembro de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, propuesto para el Premio Nacional de Diseño del Libro por el Centro Dulce María Loynaz, miembro de la UNEAC y de AHS, son razones mas que suficiente para que se valore que la medida de separación definitiva de la entidad, que me fuera impuesta es extremadamente injusta e ilegal,  por lo que en ese sentido intereso que se sea muy objetivo en el análisis de la presente reclamación y en consecuencia se declare la misma CON LUGAR y se me exonere de toda responsabilidad, debiéndose  revocar en todas sus partes la medida disciplinaria en cuestión.

 

Acoto además, que si bien yo accedí a imágenes pornográficas, ellos accedieron, copiaron, divulgaron e, incluso, imprimieron este tipo de imágenes. Claro, ellos pudieran alegar que hicieron todo esto para la investigación del caso; yo también accedí a estos sitios para la investigación del diseño de mi libro. Yo accedí para hacer arte, ellos para intentar destruir a un artista. Con lo anterior, con las sobradas pruebas que poseo al respecto (correos, documentos, testigos, publicaciones, etc.) y con la aseveración de que no hubo ningún interés de diálogo por parte del director de escuchar mis argumentos y mucho menos de aplicar una sanción menos severa (de lo cual tengo pruebas más que suficiente en la grabación que hice de la reunión, pues conocía de antemano sus propósitos), no considero que tenga nada más que referir en relación al aspecto legal que es, por demás, la arista que menos me interesa en lo particular, aunque reconozco que es imprescindible para apuntalar este alegato.

 

 

En cuanto a lo artístico

 

Es libre la creación artística siempre que su contenido no sea contrario a la Revolución. Las formas de expresión en el arte son libres. Plantea el artículo 39, inciso ch del capítulo V, sobre Educación y Cultura, de nuestra constitución. Evidentemente, el sexo no es contrario a la Revolución ni a nada mínimamente lógico y racional en este planeta. Aunque, claro, cuando se habla de algo mínimamente lógico y racional es difícil, casi una utopía, que esté al alcance de ciertos funcionarios de cultura de nuestra provincia, funcionarios que dicen, por solo citar algunos ejemplos, que al que “cojan” con pornografía en la computadora de su casa le pueden, incluso, confiscar la casa (este fue un argumento esgrimido para defender mi sanción), u otro que se preocupa por la atención especial y diferenciada que debe brindársele “al compañero Lezama” cuando venga a nuestra Feria del Libro, que le entrega un diploma Post Mortem a uno de los músicos más importantes que tiene Cuba y qué, ya podrán suponerlo, está vivo aún, que dice, también, que a Sancti Spíritus vendrá el “Ballete” de Liz Alfonso, o que, ante la pregunta de una escritora de nuestra provincia de si ya habían leído su carta de reclamación por determinado asunto, el asesor de dicho funcionario aclara que sí, que él personalmente se la había leído y “explicado” al funcionario u otro que censura un video arte que yo realicé, alegando que la población no lo va a entender y que tengo que ir a explicárselo a él. Estos son solo unos mínimos ejemplos de lo antes dicho y son una de las razones de la inconformidad y reclamo de la mayoría de los artistas de la provincia.

Pero además, resulta que cuando se habla de diseño no estamos hablando únicamente de arte, porque el diseño no es, o no es únicamente, arte. También es marketing, entre otras muchas cosas porque, centrándonos en mi ejemplo específico, el libro es un producto artístico, pero también mercantil. Por tanto el estudio que yo estaba realizando no solo era en el sentido artístico, sino también comercial, de marketing, y para nadie es un secreto que la pornografía es un producto muy demandado. Aclaro que mi imagen no es para nada pornográfica, pero sí muy erótica e irreverente y además, tiene mucho que ver con los textos de mi libro, otro aspecto que obvian los funcionarios que pretenden censurarme, sobre todo porque ni siquiera se han tomado el trabajo de informarse, porque, simplemente, no les interesa.

Considero, además, como la mayoría de los intelectuales, que el acceso libre y sin restricción a cualquier tipo de información disponible en internet y en cualquier otra fuente, no contradice ningún principio ético, moral, ni legal y es, indiscutiblemente, algo necesario e imprescindible para la realización de nuestro trabajo y para nuestro desarrollo profesional y personal. Yo descargué de internet, por solo citar un ejemplo, el libro Mein Kampf (Mi lucha), de Adolf Hitler, para perfilar un personaje de mi novela Wostok. Me leí además, para este fin, la biografía de Fouché, escrita por Stefan Zweig, pues quería mezclar estos dos personajes históricos en algunos rasgos del de mi novela. ¿Alguien pudiera afirmar entonces que yo soy nazista o ladino y alevoso porque consulto estas lecturas para mi trabajo?

Por último, y entre muchas otras consideraciones, estos funcionarios deberían comprender (aspiración casi quimérica), que estamos en pleno siglo XXI, que a pesar de todos los prejuicios tontos e infundados (como todo prejuicio, a fin de cuentas), de toda la estupidez humana, ya tuvimos una revolución sexual, que vivimos en el postmodernismo, que el arte, hoy más que nunca no puede ser encasillado, que ha perdido sus fronteras, que se acerca “democráticamente” a las más llana realidad, que tiene efectos preformativos (es lo que Jacques Derrida llama el parergon), o sea un mitad obra y mitad fuera de obra. Sé que esto es demasiado pedir para estos funcionarios, pero les aclaro que, si van a vivir de este modo, si van a vivir de los artistas (porque es evidente que sin nosotros ellos no tendrías ninguna trascendencia, como la oreja de Van Gohg) deben al menos respetar el arte y sus creadores, deben informarse al menos sucintamente sobre tal asunto.

Deberían conocer, ya no entender, pues sería pedir demasiado, la pintura Origin, de Coubert, a la cual hago alusión en el epígrafe inicial de este artículo, deberían tener conocimiento sobre escenas como la del comienzo del filme Anticristo, de Lars Von Trier, donde en una toma en cámara lenta se observa en primer plano un pene entrando y saliendo de una vagina, con una excelente fotografía en blanco y negro, música de fondo y sentido estético y además con una significación conceptual muy profunda, tan profunda como el coito que se nos muestra en close-up. Tendrían que saber de esas cosas, repito y respetarlas al menos, aunque no las comprendan. También, para que no puedan alegar que son cosas ajenas a nosotros, deberían informarse sobre la exposición Sex in the city. Homoerotismo en el arte cubano actual, presentada en la galería La Acacia, donde participaron dos importantes artistas espirituanos, pero además otros artistas nacionales reconocidos, como, por ejemplo, Roberto Fabelo y que fue patrocinada, entre otras organizaciones e instituciones, por el CIERIC y por Mariela Castro Espín. También deberían leerse la revista villaclareña Signos, en su número 63, de enero-junio de 2012, titulada Eros, sexo y relajo, o los cuestionados (cuestionados en su sentido artístico, no morales) Sonetos lujuriosos de Pietro Aretino, publicados en dos importantes revistas literarias y artísticas de nuestro país. Estos son, creo, algunos de los temas que deberían impartirle a estos funcionarios en el Centro de Superación para la Cultura, estos y un poco de respeto por los creadores.

 

 

En cuanto a la lógica y la justicia.

 

Los menos conocedores del caso alegan que fue, como mínimo, una medida injusta y excesiva. Otros calificativos que he escuchado han sido irracional, falta de sentido común o absurda. Sin embargo, los que están mejor enterados del asunto, saben que el mejor adjetivo es “premeditada” o sus sinónimos. Premeditado porque yo les resulto incómodo, como muchos otros artistas de la provincia que no admitimos el maltrato, la desidia, la promoción de la incultura, y muchos otros males arraigados en ciertas instituciones culturales y funcionarios de este sector en nuestra provincia. Incómodo porque yo, como muchos otros artistas no solo no lo admitimos, sino que no tenemos miedo a enfrentar estos problemas, porque no nos callamos nuestras verdades o, en última instancia, nuestros criterios. Mi caso, repito, fue solo la gota que colmó la copa, pero no ha sido para nada el único. Ya en la Empresa Provincial del Libro y la Literatura, por solo citar esta entidad, han sido echados, de una forma u otra, a cuatro escritores; a uno de ellos, incluso, lo golpearon antes de expulsarlo, por el simple hecho de revelar el mal trabajo y la corrupción de la empresa. Sin embargo, con los agresores y los corruptos aún no se ha hecho nada.

En mi caso específico ha sido un “ajuste de cuentas”, no puedo nombrarlo de otro modo, los funcionarios implicados no se merecen una calificación menos rústica, por mis constantes críticas a su mal trabajo y por la situación indigente en que se encuentra la promoción y la gestión cultural en Sancti Spíritus. Uno de los últimos artículos que escribí fue sobre la situación del Museo Provincial de Historia Natural, que se está derrumbando ante la vista impasible y la desidia de ciertos funcionarios y donde se encuentra enclavado uno de los dos únicos planetarios que prestan servicio al público en todo el país. Fue un artículo exacto y severo, y algunos me aconsejaron que “me olvidara de eso”, “que no iba a cambiar las cosas”, “que no me buscara problemas”. Pero si yo, que lucho sinceramente por la cultura, que me interesa auténticamente, como muchos otros que conozco, el arte y el conocimiento, que además, llevo más de diez años reparando, manteniendo y utilizando el planetario para contribuir a la cultura y el conocimiento de la población, sin ganar un centavo por ello, sino, muy por el contrario, invirtiendo de mi bolsillo para que no se destruya, para que sigamos teniendo esa joya invaluable en nuestra ciudad, si yo, repito, no denuncio estos desmanes por conveniencia, por pesimismo, por miedo, todo está perdido.

Desde que regresé de Perú, donde viaje invitado a una feria del libro y otras actividades literarias y de astronomía, no ha existido un solo pago por parte de la Empresa del Libro en el cual no se hayan equivocado conmigo. No sabían que tenían que pagarme el salario del mes que estuve de viaje, no aparecía la carta de liberación para dicho viaje, no recordaban, incluso, que yo soy miembro de la UNEAC y pretendían pagarme un monto menor por mis actividades, trataron en mala forma a mi madre cuando fue a cobrar mi salario mientras yo estaba en Perú. De todas estas “equivocaciones” y de muchas otras tengo constancia en un documento firmado por el actual director de Ediciones Luminaria y de la Directora Provincial de Cultura; donde declaro, además, que si continúan estás equivocaciones y maltratos con mi persona iba a demandar a la empresa por mal trabajo. 

Como no podían sancionarme ni tomar ningún tipo de mediada por decir la verdad (como ellos mismos aseveraron en una reunión), estaban buscando un motivo que pudiera justificar su fin y creyeron, en sus pequeñas mentes creyeron, que habían encontrado un gran argumento, el argumento de la pornografía. Sin saber nada de leyes, de arte, de lógica, realmente de casi nada. Porque más allá de las leyes y el arte, que ya son argumentos suficientes para desmantelar sus patrañas, también la lógica indica, y lo saben muchos en la provincia, que es una acción premeditada para deshacerse de mí, como lo han hecho o intentado hacer con otros, sin saber, los pobres, que a los artistas nunca les ganarán esa batalla, que ellos pasan, como las plagas de Egipto, pero las pirámides siguen en pie.

La lógica también indica, pero claro ellos no saben de eso, que a nadie se le ocurriría a esta altura de la vida ponerse a ver unas insulsas imágenes pornográficas por el mero placer sexual, cuando por todos es sabido que cualquiera puede tener infinidad de videos de este tipo en su casa si quisiera y que además, la velocidad de la conexión de nuestro servidor de cultura no permite ver ni descargar videos. Además, la lógica abrumadora también indica que si yo que, repito, conozco y trabajé como informático, hubiese querido hacer algo indebido, acceder a alguna “información prohibida” (expresión un poco tonta, por demás) hubiera realizado cualquier subterfugio, como, por ejemplo, acceder a esa información a través de un proxy anónimo, y no directamente y con mi cuenta de usuario.

Existen infinidad de argumentos más respecto al tema, pero creo que ya ha sido demasiado y, como dijo el amigo que referí al comienzo de este artículo, es demasiado absurdo que tengamos que invertir nuestro tiempo en estos asuntos.

Dos cosas si quiero dejar claras finalmente. La primera es la necesidad de que termine de una vez este ciclo vicioso de asignación y, peor aún, de reciclaje de funcionarios, mediocres, ineptos y corruptos en el sistema de cultura de nuestra provincia. Para nada es un secreto que muchos de ellos son sancionados por mal trabajo, incapacidad o corrupción y son reincorporados muchas veces ipso facto y en ocasiones a puestos de mayor jerarquía dentro del sistema de cultura. Para nadie es un secreto que uno de los escritores más reconocidos de nuestra provincia fue separado del consejo editorial de la revista de arte y literatura provincial La pedrada, simplemente porque emitió en un artículo de dicha revista su criterio de que, y cito textualmente: de si es por problemas de fatalismo geográfico, carencia de una efectiva visión cultural en los cuadros de la cultura (yo soy de los que creen en la inadecuada política de cuadros en nuestro sector) , blandenguería de funcionarios o, en el peor de los casos, de algunos escritores del territorio que callan ante criterios de gente mal intencionada, y que quisieran ver ardiendo en el pajonal de la desidia el alma de nuestra nación, no lo sé; puede ser todo junto. Fue expulsado, acoto, cuando la revista recién se había presentado en la feria del libro de La Habana y su trabajo en la compilación y edición había sido reconocido por muchos, incluyendo el ICL.

La frase que da titulo a este alegato, Sancti Spíritus, cementerio cultural de Cuba, la escuché hace poco en un programa televisivo de nuestra provincia. Según el locutor que la citó, era el criterio de muchos artistas de la provincia y los invitados al programa, excepto la funcionaria de cultura que estaba presente, por supuesto, estuvieron de acuerdo con la expresión. Yo también, junto a muchos otros, lo creemos así.

El otro aspecto, es que considero que es hora ya de que gente sin escrúpulos dejen de manipular las leyes a su antojo, sobre todo si son leyes ambiguas, para intentar alcanzar sus oscuros propósitos. Me refiero al alegato sobre la ilegalidad de acceder a ciertos sitios e informaciones en internet, ya sea pornográfica o de cualquier índole. Todo intelectual y profesional en general necesita el libre acceso para su trabajo, su desarrollo profesional y personal y, por ende, para contribuir al desarrollo verdadero e integral de la nación. Todo aquel que se oponga a ello, sobre todo aquellos que no tengan la más mínima significación y fuerza moral, están trabajando, en primera instancia, en contra de los intereses de la nación.

Una amiga escritora se preguntaba en un artículo titulado Contracultura en Sancti Spíritus, referido a todos estos sucesos: ¿Es que estamos en el quinquenio gris en Sancti Spíritus?; y yo le respondo, no querida amiga, no estamos viviendo otro quinquenio gris en Sancti Spíritus; en primer lugar porque los sensores del referido periodo tenían, muchos de ellos, una probada cultura e ilustración e, incluso, algunos eran creadores e intelectuales y, en segundo lugar, porque si el referido quinquenio fue execrable (por emplear solo un término generalizador) en aquella época, un fenómeno semejante en la actualidad, más que execrable, es anacrónico, absurdo, irracional, ridículo y, en primerísima instancia, irrisorio.

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