“Bosque sagrado”, último libro de Oscar G. Otazo

Los poemas de Bosque sagrado, libro publicado por Ediciones Luminaria en el año 2012, son textos concebidos desde la ilustración y los símbolos sagrados.

“En estos textos he creído alcanzar una dimensión que en los otros libros no había conocido: la del poema”, declara Oscar G. Otazo al final del preámbulo de su libro Bosque sagrado, y yo discrepo rotundamente respecto a esa afirmación.

Bosque sagrado desde el conocimiento

No es en lo relativo a la dimensión poética que ha crecido el autor respecto a su anterior libro, El ascenso de los hijos de Usna, sino en cuanto a su cosmovisión o el conocimiento, en mayúscula, como prefiere nombrarlo el autor.

Conocimiento que está dado no solamente por la aprehensión de disímiles temas y culturas humanas, sino también y, sobre todo, por el modo de reinterpretar y devolvernos todo este universo humano desde su cosmovisión poética.

Porque Oscar G. Otazo se apropia del saber universal, y no solo de la cultura celta, como pretenden hacernos ver algunos, para hablarnos del individuo. Es por ello que en sus versos habla de cada uno de nosotros como un ente aislado, pero proyectado hacia ese conjunto que llamamos humanidad.

Es como si el poeta reescribiera, en cierto modo, la metáfora platónica de la caverna y su juego de sombras; o sea, en este caso la humanidad es el molde y nosotros, como entes puntuales, solo su reflejo imperfecto.

De Heráclito a Nietzsche en Bosque Sagrado

El conocimiento es uno de los dos grandes logros de este cuaderno; el conocimiento desde una poética contundente, inobjetable, sin adornos inútiles. De este modo, de la anterior concepción de la linealidad del río de Heráclito (El ascenso de los hijos de Usna), el poeta transmuta hacia una cosmovisión renovada por lo cíclico, a manera del eterno retorno de Nietzsche (ya sea desde la geometría del círculo o del retorno siempre cambiante de la espiral). Es por ello que en el poema “Arraigo” nos confiesa que “el río entra en el círculo”.

Bosque sagrado: las palabras y su simbología

El otro gran hallazgo de Bosque sagrado es la concepción por parte del autor de determinados símbolos; símbolos que ya estaban esbozados en su primer poemario, pero que en este se vuelven más precisos.

Es por esto que palabras como creación, historia, tiempo, eternidad, muerte, sombra, sobrehumano y otras, tienen una acepción muy diferente para el poeta, porque, más que términos, estas se convierten en alegorías en su poética.

Bosque sagrado, un libro memorable dentro de la poesía cubana

Para comprender y disfrutar a cabalidad de este cuaderno, que se enmarca desde ya como uno de los libros más destacados de la poesía cubana actual, son necesarias tres premisas fundamentales:

Un amplio bagaje cultural, para poder desentrañar la amplia madeja de intertextualidades y alegorías que entreteje el autor en sus versos; la comprensión del corpus simbólico del poeta, y, finalmente, percibir que en este vasto universo poético que nos muestra Oscar G. Otazo en Bosque sagrado, todos los seres, épocas y lugares no son más que las disímiles representaciones y lecturas de un solo suceso y espacio, ese que, a manera de un Aleph, puede ocupar indistintamente el autor, yo, o usted, estimado lector.