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¿La libertad, la verdad o la supervivencia?

Publicado en por isbelg

La humanidad se encuentra ante un gran dilema; dilucidar cuál pudiera ser el orden de prioridad, por así decir, del hombre en la época actual. La libertad, la verdad o la supervivencia.

 

La libertad exterior

 

El primer obstáculo para alcanzar la libertad, la felicidad plena del hombre, es de índole externo, o sea, las leyes que le impone la sociedad. Por esta libertad han luchado siempre los movimientos sociales y revoluciones de todas las épocas, pero al final siempre ha sido sofocada por las nuevas clases en el poder. No obstante, este no es el único modo de libertad existente, existe otro aún más inaprensible que el referido.

 

La libertad interior

 

Spinoza en su libro Ética demostrada según el orden geométrico teorizó sobre La Ética. Ella, según los filósofos, es la enseñanza de cómo vivir para alcanzar la felicidad. Para Spinoza todo estaba predeterminado o, para decirlo mejor, todo ocurría necesariamente, por tanto debía asumirse la vida de un modo estoico. Aceptar está situación sería un modo de librarse de las disposiciones internas que lastran al individuo hacia la felicidad. Esta convicción es muy cercana a la cita bíblica de dar la mejilla al que le hiere, a la sumisión a aquellos que no dan la otra mejilla.

Por tanto, el hombre no está listo para la plena libertad. Podría destruir los mecanismos del estado, los órganos de represión, todas las ataduras externas. Pero entonces quedaría la moral individual, bajo su libre albedrío. Faltarían entonces individuos para dar la otra mejilla, todos querrían ser el que hiere.

 

La verdad

 

Sería bueno, quizás, conocer todos los arcanos, pero parece una meta imposible. Sí no se puede demostrar la existencia (descreyendo de los actos de fe) o la inexistencia de Dios, si no puede el hombre erigir una filosofía única y universal, si las leyes de la naturaleza se empeñan en laberintos interminables, si no se puede afirmar siquiera la más ínfima de las verdades, entonces ¿no sería al menos más factible aceptar que cada cual tenga su propia verdad mientras no se pueda demostrarle lo contrario, que tenga su porción de felicidad, de falsa libertad?

Es evidente que si todo es asumido como cierto, si todo es válido, si cada corriente filosófica, hasta las filosofías propias, las personales y ajenas a la ortodoxia de los grandes filósofos, todo credo o propuesta estética, toda ciencia o seudociencia, incluso la superposición y mezcla de muchos de estos elementos, a veces de marcada disonancia, son aceptadas, entonces la verdad, si es que existe en su estado absoluto, perdería todo valor dentro de esta gama heterogénea.

Esa pérdida de la verdad, o al menos subvaloración, tal vez no sea lo mejor, pero al menos es correcto. Eso se llama tolerancia, una palabra casi olvidada por el hombre.

 

La supervivencia

 

Entonces si la libertad plena y el libre albedrío no son escenarios para los que ha estado condicionado el hombre hasta la actualidad y la verdad en su estado puro no ha existido nunca, es evidente que esta triada libertad-verdad-supervivencia es irreconciliable en el actual grado de conciencia del ser humano.

Se hace obvio por tanto que la supervivencia ha sido siempre lo primario para el ser humano hasta el presente, sin ella las restantes no tendrían razón de ser. Circunstancia que demuestra que estamos más cerca de lo que creemos de los animales irracionales.

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