SYNERGOS, Roberto Manzano
Un grandísimo poema, de un grandísimo libro, de un grandísimo autor, de un grandísimo ser humano, Roberto Manzano (así con rima y todo :))
SYNERGOS
(Fragmentos)
4
Ahora tengo unas ganas enormes de aullar, oh Munch,
de dar un largo lamento sonoro como una estentórea
muralla china;
oh Munch, en el puente que junta los dos cadalsos
me sostendría en la baranda gris para desbridar un
gran aullido;
espejo del arte, que guardas el instante raro como
una duplicación absoluta, qué bien cromas lo
incoloro;
vertería un ronquido extenso, desenfadado de fauces,
de modo que exhalara de un soplo todo el ácido del dolor;
porque ahora exhumo un gran dolor que no es élego
ni hímnico, ni flemático, ni atlético, ni femenil ni
varonil;
es un dolor Vallejo, sin sabor ni expediente, hincado
como una mala vértebra en la sucesión congojosa
del vivir;
Munch, para un resonar así como los bronquios del alma
hay que poner la baranda, el peso del alma sobre
la baranda;
luego que marbeteen, que se ausculten, que desahucien
como es usual cuando se ha cumplido la honradez
del dolor;
ahora daría un aullido de cíclope, de farallón rocoso,
de cristal lanzado, de retina pisada, de viento en el
desierto;
y no es conmiseración ni perdón ni contribución ni
ataque alguno lo que ahora pido, en vísperas de un
gran aullido;
sólo deseo deshabitarme el dolor, como un estertor
que de pronto sale y se divide en dos rostros que se
miran de frente;
luego queda el cráter abierto y regresa el aire del
silencio dentro de una inspiración tan larga como
un tren;
y va entrando, en anillos de tristeza y consuelo,
un color de brasa nocturna como una pequeña fiesta
íntima;
y disolviéndose el contorno inmediato, ven los ojos
aún rojos del resuello las nítidas palmeras de lo
distante;
y los grandes alciones cruzan mientras se levanta
convaleciendo el sol sobre las pulidas aguas del
océano.